-Eh, Con, por aquí hay más coches de lo normal. ¿Habrá alguna fiesta especial?
-No lo sé. Creo que hubo elecciones a la alcaldía hace poco. Quizá sean políticos celebrándo los resultados. Al fin y al cabo, todos ganan.
Al entrar nos topamos con un bar de carretera normal, con su mugre añeja inmune ya a la lejía y sus dos clientes que más que entes vivos parecen objetos del mobiliario. El barman. Un hombre entrado en años y en carnes nos pregunta:
-¿Que desean los señores?
-Venimos a ver a la jefa -Responde Mike.
-¿De parte de quien venís?
-De su parte. Nos ha encargado un tabajo a mi amigo el punki y a mí -Respondo intentando que Mike no se empiece a calentar-. Y nos tiene que dar unas cosas escritas. Información.
-Pues no sé yo nada de ningún trabajo. -El señor de detrás de la barra acaba de comprarse un billete a través de la impaciencia de Mike. Mike se acerca a la barra rápido. Lo coge del hombro de improviso y lo saca fuera de ella acompañándolo hasta caer en el suelo. Al hacerlo tira el expositor de comida que había entre ellos.
-Creo que no he oído la respuesta adecuada.-Le ruge Mike a la cara-. Será mejor que nos lleves al despacho de Rita echando virutas o virutas haré yo contigo.
El camarero, enfadado más que dolido intenta deshacerse de la mole de ira que tiene encima e incorporarse. Mike le oprime con la otra mano y le deja boca abajo. Nadie en el local parece molestarse. Interrumpo a Mike antes de que inutilice al camarero, que ha cambiado su cara de la ira al dolor.
-No es por nada, caballero, pero yo y mi iracundo amigo llevamos algo de prisa. ¿Nos puede indicar dónde está el despacho de Rita y abrirnos, por favor?-Hago un gesto pidiendo a Mike que deje moverse al tumbado.
Sin decir nada el barman, dolorido por el estirado de brazo y por el golpe contra el suelo nos acompaña a través de un pasillo con varias puertas. Nos abre una de ellas con unas escaleras.
-Ahí arriba está su despacho. Pero ahora no está. Por eso no os traje.
Mike ha cambiado su mueca de enfado por una sonrisa burlona.
-No te preocupes. ¡Eso te lo arreglo yo en un periquete! -Mike sonriendo le estrangula otra vez el brazo crujiendo tres veces hasta que a la cuarta vuelve a hacer un crack que, acompañado todo ello con un sonoro grito del barman, le restablece el brazo a la normalidad. - Te dolerá un rato, pero tenerlo ya lo tienes operativo.
Abrumado, el camarero se marcha sin mirar atrás. Mike me mira y se ríe.
-Anda, vamos arriba, Mike.
Sentimos la tardanza de publicación,
en breve la continuación de este interrumpido baile
en breve la continuación de este interrumpido baile